De la cordillera más alta de la Tierra traemos la sal para nuestras cabinas. Las propiedades curativas de la sal ya eran conocidas por nuestros antepasados. Previene los desórdenes de las articulaciones, el estrés, la fatiga crónica y los problemas cardiovasculares, ayudando también en recuperaciones de enfermedades cutáneas y respiratorias. Los iones negativos que desprende la cabina son fuente de relajación y bienestar, ofreciendo una sensación de equilibrio y armonía indescriptible.